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Historia de la Ciencia. Precursores de la ciencia actual. Grecia clásica. Física, química, astronomía, o matemáticas, los griegos destacaron en numerosos campos de la ciencia debido a su afán de conocimiento y su ímpetu por comprender y explicar el mundo en que vivían. En las diversas escuelas en que se concentraba el saber, filósofos como Aristóteles, Platón, Demócrito o Leucipo se afanaban por elaborar explicaciones sobre temas tan misteriosos e intrigantes como la estructura de la materia o el universo, entre otros muchos, pero siempre sin desarrollar experiencias para corroborar sus hipótesis, de ahí que no puedan considerarse científicos. Matemáticos como Pitágoras, Thales de Mileto, Euclides o Eratóstenes nos dejaron razoamientos y teoremas que aun hoy día siguen siendo válidos. Civilización árabe. Tras la caída de Persia, los árabes se convierten en los herederos de la sabiduría acumulada por los griegos, recopilada en las pocas obras que lograron salvarse de la destrucción de la gran biblioteca de Alejandría. Los árabes destacaron especialmente en campos como la agricultura o la medicina. En este último, sus médicos gozaban de una enorme reputación que trascendía más allá de sus fronteras, dado su profundo conocimiento del cuerpo humano y de diversas técnicas terapeúticas y quirúrgicas para el tratamiento de enfermedades. Además, los alquimistas árabes (del árabe al-kemeia) conocían numerosas sustancias y procesos químicos, aunque no profundizaban en la elaboración de explicaciones o justificaciones de los mismos, por lo que no pueden considerarse científicos. En matemáticas, introdujeron el sistema de numeración decimal que usamos actualmente, incluyendo el cero, frente al ineficaz sistema de numeración romano. Alquimistas del medievo. El período histórico que comprende la Edad Media puede considerarse, desde el punto de visa científico, como una época de recesión en lo que al desarrollo científico y tecnológico se refiere. No solo no se constatan avancen en ninguno de los campos de la ciencia, sino que en la mayoría de los casos se emprende la persecución de iniciativas en este sentido, lideradas por los temidos tribunales de la Inquisición. Tan solo pervivían bajo la protección de reyes y señores feudales algunos alquimistas por su conocimiento de diversos procesos químicos útiles para combatir a los enemigos, o por el afán de encontar la piedra filosofal y lograr la trasmutación de metales como el plomo en oro. No será hasta la finalización de esta época y la llegada del Renacimiento que resurgirán las ciencias, y se instaurará el método científico (inventando por el italiano Galileo Galilei) como método habitual de trabajo en estas disciplinas.