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Personajes de ciencia
Debido
a
sus
geniales
descubrimientos,
Newton
obtuvo
el
reconocimiento
unánime
de
sus
colegas
en
vida.
Su
prestigio
iba
parejo
a
la
ferocidad
de
sus
diferencias
con
eminentes
sabios
de
la
época,
como
Leibniz,
con
quien
se
disputó
la
autoría
del
cálculo diferencial.
Newton
trabajaba
sin
descanso
durante
todo
el
día,
sin
permitirse
ninguna
actividad
de
ocio.
No
se
casó
ni
tuvo
hijos,
pues
dedicaba
todo
su
tiempo
al
estudio.
Aunque
destacó
por
sus
aportaciones
en
Matemáticas
y
Física,
también
le
interesaron
la
Alquimia,
la
Teología
y
las
civilizaciones
antiguas.
Prácticamente,
no
hubo
disciplina
intelectual
que
no
llamase
su
atención.
Su
fama
era
inmensa
ya
en
los
últimos
años
del
siglo
XVII.
En
1696,
abandonó
definitivamente
la
labor
docente,
para
ocupar
diversos
cargos
de
responsabilidad
en
la
Casa
de
la
Moneda
de
Londres,
donde
persiguió
con
ahínco
a
los
falsificadores.
Presidió
la
Royal
Society
de
Londres
desde
1703
-
había
ingresado
en
ella
en
1672
-
y
recibió
el
título
de
Sir
en
1705.
Murió
en
Londres
en
el
año
1727,
rodeado
de
todos
los
honores
que su impresionante trayectoria científica le hizo merecer.
En
su
obra
cumbre
Philosophiae
Naturalis
Principia
Mathematica,
publicada
en
1687
y
escrita
íntegramente
en
latín,
Newton
sienta
las
bases
de
la
Mecánica
y
establece
su
visión
del
Universo. No fue su única obra, aunque sí la más importante.
Las
contribuciones
de
Newton
a
la
Física
y
las
Matemáticas
son
extraordinarias,
y
más
aún
considerando
la
época
en
que
fueron
realizadas, en los albores de la Ciencia experimental.
Isaac Newton.
Un genio solitario
El
científico
más
grande
de
Occidente
nació
en
Woolsthorpe
(Lincolnshire,
Inglaterrra)
el
día
de
Navidad
de
1642.
Criado
por
su
abuela,
mostró
desde
siempre
un
carácter
difícil
y
solitario,
a
la
vez
que
unas
facultades
intelectuales
prodigiosas
y
una
capacidad
de
trabajo
ilimitada.
Se
graduó
en
el
Trinity
College
de
Cambrigde en 1665.
Los
dos
años
siguientes,
con
la
vida
académica
paralizada
por
la
peste,
fueron
los
más
fecundos
de
su
trayectoria
científica.
Desde
1667,
fue
profesor
en
Cambridge,
ocupando
la
cátedra
de
su
antiguo
maestro,
Isaac
Barrow.
Sin
embargo,
su
dotes
didácticas parece que dejaban mucho que desear, y tenía muy pocos alumnos.