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A la búsqueda de los límites de la materia
Desde
que
el
ser
humano
comienza
a
manifestar
interés
por
el
conocimiento,
quizás
lo
que
más
le
ha
intrigado
es
la
naturaleza
de
su
propia
existencia
y
de
las
cosas
que
le
rodean.
Así,
hace
más
de
2500
años,
ya
en
la
Grecia
clásica
se
debatía
sobre
esta
cuestión
trascendental.
La
respuesta
variaba
según
las
escuelas
filosóficas,
de
modo
que
mientras
que
en
la
de
Aristóteles
se
defendía
que
todas
las
cosas
materiales
se
formaban
a
partir
de
la
combinación
de
los
que
llamaban
cuatro
elementos
–aire,
agua,
tierra,
fuego-,
en
la
escuela
de
Demócrito
apuntaban
que
estarían
formadas por unas partículas tan pequeñas que no pueden verse, a las que llamaron átomos.
Después
de
este
comienzo
tan
prometedor,
el
prestigio
de
Aristóteles
hizo
que
se
impusiera
durante
siglos
la
teoría
de
los
cuatro
elementos,
quedando
la
idea
del
átomo
relegada
al
olvido
hasta
que
fue
rescatada,
a
principios
del
siglo
XIX,
por
John
Dalton
y
su
teoría
atómica.
La
existencia
de
los
átomos
necesitó
varias
décadas
para
ser
refrendada
por
la
experiencia,
y,
nada
más
asentarse
como
hipótesis
válida,
se
abre
un
nuevo
horizonte
en
el
mundo
microscópico:
en
el
interior
de
los
átomos
hay
otras
partículas
más
pequeñas
aún.
A
comienzos
del
siglo
XX,
electrones,
protones
y
neutrones
van
encontrando
su
sitio
dentro
de
un
átomo
cada
vez
más
complejo.
Parecía
que
el
dilema
de
la
estructura
de
la
materia
se
encontraba
bastante
resuelto.
Sin
embargo,
el
desarrollo
de
los
primeros
aceleradores
de
partículas
-
en
los
cuales
se
producen
colisiones
a
Leptones,
bariones,
hadrones,
antimateria,
bosones,
neutrinos...
En
medio
de
este
caos
de
partículas,
a
los
científicos
les
faltaba
una
pieza
del
rompecabezas,
el
bosón
de
Higgs,
cuyo
descubrimiento
permitiría
validar
algunas
hipótesis
importantes
de
la
Física
de
partículas.
Todo
indica
que,
después
de
años
de
investigación
en
los
más
modernos
aceleradores
de
partículas,
en
el
verano
de
2012
se
ha
anunciado,
por
fin,
su
descubrimiento.
Según
dicen
algunos,
esto
marcará
un
nuevo
hito
en
la
historia
de
la
Física.
¿Será
el
final
de
la
larga
búsqueda
de
los
confines
de
la
materia?
Solo
el
tiempo
y
los
avances
tecnológicos lo dirán.
velocidades
próximas
a
la
de
la
luz
-
vuelve
a
revolucionar
el
panorama
de
lo
muy
pequeño.
La
detección
de
nuevas
partículas
en
el
interior
de
estos
dispositivos
puso,
desde
el
principio,
en
tela
de
juicio
los
modelos
atómicos
tradicionales.
De
este
modo,
en
la
década
de
1960,
Murray
Gell-
Mann
postula
la
existencia
de
los
quarks,
de
los
que
habría
seis
diferentes,
y
que
forman,
en
grupos
de
tres,
los
protones
y
los
neutrones.
Desde
entonces,
los
físicos
dedican
sus
esfuerzos
a
dilucidar
cuáles
son
las
partículas
más
pequeñas
que
existen,
que
en
definitiva
son
los
constituyentes básicos de todas las cosas que nos rodean.
Colisionador de hadrones del CERN